miércoles, 27 de mayo de 2009

Cirrosis Bar


El otro día, la beba Galván comentaba en nuestra mesa las bondades del marcador permanente utilizado como delineador para cejas, mientras Rogelio y yo hablábamos de negocios en un bar del centro. Es chistoso cómo siempre, en medio de una gran borrachera, la gente habla detalladamente de sus grandes proyectos a futuro. ¿Qué tanta certeza podrá haber en una charla trivial después de la ingesta desmedida de alcohol?, la verdad... quién sabe, pero lo seguro es que dichas habladurías son parte esencial de ese fenómeno necesario que es socializar. A veces hasta hay que esperar turno para proferir alguna sarta de pendejadas (es necesario liberar el alma por medio de la expresión oral, muy larga en algunas ocasiones), y opinar hasta de lo inopinable. No importa el tópico, el chiste es sentirse escuchado. A veces somos tan pequeños. Pero yendo al grano, ¡cuántas cosas puede uno hacer bajo el efecto encantador del dulce néctar de los dioses alcohólicos!: Maldecir desenfadadamente y con singular alegría, con la creatividad de un estibador de la central de abastos (también aplica la de chofer de colectivo); alabar los encantos de las lindas damiselas al pasar, como todo un albañil (que va! como todo un peón! esos muchachos tienen una gran inventiva y luego dicen cada ocurrencia!); agarrarse a golpes sin mayor motivo que el de que alguien nos vió feo... y pelearse como todo un valiente espartano pero, al final, terminar recibiendo todos y cada uno de los madrazos en la cara y hasta con algún diente roto; transformarse en galán después de 7 cervezas y ligarse a la tía más buena del lugar (aunque todos sabemos que ambos están muy lejos de la perfección); después de que todo el alcohol se acaba, volverse el tío rico de la bola de parásitos de sus amigos y derrochar completamente la quincena (bien habida o mal habida, qué más da!... malgastada al fin) pagando otras cuantas rondas; sacar al punk que lleva uno dentro y realizar cualquier cantidad de actos vandálicos en la calle, en propiedad privada o hasta delinquir en nuestra propia casa (arriba la anarquía hogareña!); bailar como Johnnie Baima, en compañía de personajes del mismo calibre (solo faltaría la sombrillita coqueta); hablar de política, fútbol, la farándula y el mundo del espectáculo y todas esas mediocridades de las que uno cree saber todo; disertar sobre Dios y nuestras diferentes teorías sobre el origen de la vida (en el fondo, usted sabe que está por descubrir el hilo negro de todas las cosas en cualquier momento, sobre todo en uno de briaguez); conducir como si nuestro auto tuviera turbinas y/o hasta piloto autómatico con sensor de obstáculos y ultra orientación GPS, para no meterse a calles en sentido contrario y en una de esas, encontrarse a una patrulla de frente. Qué más... uno puede hacer muchas estupideces en ese estado inconveniente. A veces, hay que reconocer que el alcohol le pone cierto sabor a nuestras vacías e insípidas vidas. Pero probablemente ese tan solo es el borroso punto de vista de un servidor (viendo a través de un vaso vacío). Vamos al Cirrosis Bar. ¿Quién se apunta?

martes, 26 de mayo de 2009

Identidad

Soy un reflejo en el cristal del vaso en que te ahogas, en agua de mar... en agua oscura. Soy el recuerdo culposo en tu mente cada que me engañas, cada que consigues enterrarme. Ya sabemos que el amor no persiste más allá de nuestras obsesiones, pero te empeñas en tratar... el amor es tu obsesión. Un corazón medio lleno, es un corazón medio vacío... las fugas eventualmente me dejarán seco. Un corazón seco, es un corazón seco. Tendrías que pararte en mis zapatos... podrias poseer mi cuerpo y mi mente... más no mi alma, que es la que siente todo eso que aun no logro expresar. Qué más da si crees que te pertenezco, que tienes derechos sobre mí... deberias comprender que nunca serás yo... porque la física... el espacio, el tiempo y la realidad, no son así. Soy la falta de brillo en tu mirada, perdida en el vacío, sobre el espacio opaco, el espacio inconsciente. Soy ese lapso de demencia cíclica que me hace olvidarte tanto que ya no puedo aborrecerte... la rabia se volvió letargo... la vida se volvió un amargo jarabe para la tos. La presión en el pecho... el aire difícil de respirar. Soy esa grieta que te hizo dudar en el camino... bajar velocidad y pasar con precaución. Soy ese retraso en tu vida... que te hizo perder tanto tiempo, tanto tiempo, tanto tiempo.





Manuel J. Ruiz

domingo, 24 de mayo de 2009

Sin derecho a réplica.


Sintiéndose pequeño en medio de tanta vanidad, con voces tras la espalda y desapareciendo de manera borrosa... volviéndose invisible entre los tragos, los murmullos, la gente. Sin atención, sin devoción. Sin tener que fingir el estado de ánimo. El mundo es tan perverso como uno quiera, pero uno queda tan excluido como los demás lo decidan. A veces hay que saber perdonar al tiempo. Todo el hartazgo que causa. A veces hay que saber juzgarse, y darse cuenta de lo horrible que es uno. Como cuando el entendimiento y la comprensión se asimilan a un abismo tétrico. Y sucede que en cuanto más aprendes, menos sabes. Tú y tu gran boca de nuevo. Estímame un poco más, estoy sintiendo la necesidad de aprobación... te doy tanta importancia y tú respondes con tanta indiferencia. Debo olvidarme de mis traumas. La paranoia... te vuelve tan vil ante los ojos del público. Debería dejar de ser tan ególatra. Tal vez así pueda besar uno que otro trasero sin sentirme tan hipócrita. También debería ser un poco más cómico... ultimamente ya no soy tan divertido. Ya no puedo lograr que la gente se ría de mí. Ya no puedo lograr que los bufones... se rian de mí. De hecho, creo que ya no me es fácil lograr nada. Debe ser el color de la habitación, podría ser que las técnicas del feng shui no se aplicaron correctamente. Y ahora soy una persona frustrada por culpa de las energias negativas. El karma! ¿Acaso no es chistoso el modo en el que responde la armonía universal a tus cochinadas? Escupe al cielo y sentirás esa brisa fresca en tu cara... esa brisa de "sobre advertencia no hay engaño". Déjate llevar con el flujo, sobre el flujo, sé el flujo! No digas o hagas nada que no hiciera yo. A veces pensar por cuenta propia suele convertirse en un pecado que puedes llegar a pagar muy caro. Que ni se te ocurra... "No hagas grandes planes, no van a suceder. Te irás al infierno por lo que tu sucia mente está pensando".